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Sumario





En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. El era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.


Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. El vino como testimonio, a fin de dar testimonio de la luz, para que todos creyesen por medio de Él. No era Él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Aquél era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, pero el mundo no le conoció.  A lo suyo vino, pero los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios, los cuales nacieron no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad de varón, sino de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad [...]



La justificación se hace por la fe y no por las prácticas legales (a Pablo a los romanos 3, 23-31) ...


Porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. Como demostración de su justicia, Dios le ha puesto a Él como expiación por la fe en su sangre [...]  ¿Dónde, pues, está la jactancia? Está excluida. ¿Por qué clase de ley? ¿Por la de las obras? ¡Jamás! Más bien, por la ley de la fe. Así que consideramos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley [...]



... Pero, como lo dice Santiago, si la fe no produjo no las obras del amor, murió (2,14-26)


Hermanos míos, si alguno dice que tiene fe y no tiene obras, ¿de qué sirve? ¿Puede acaso su fe salvarle? Si un hermano o una hermana están desnudos y les falta la comida diaria,  y alguno de vosotros les dice: "Id en paz, calentaos y saciaos", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma. [...] Tú crees que Dios es uno. Bien haces. También los demonios creen y tiemblan. Pero, ¿quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras nuestro padre Abraham, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? Ves que la fe actuaba juntamente con sus obras y que la fe fue completada por las obras [...] Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe [...] Porque tal como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta."

Prólogo (principio del evangelio) de Juan (1,1-30)