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Sumario

Vocación de Isaias (Isaias 6,1-8)


Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y el borde de sus vestiduras llenaba el templo. Por encima de Él había serafines. Cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. El uno proclamaba al otro diciendo: --¡Santo, santo, santo es Jehovah de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria! Los umbrales de las puertas se estremecieron con la voz del que proclamaba, y el templo se llenó de humo. Entonces dije: --¡Ay de mí, pues soy muerto! Porque siendo un hombre de labios impuros y habitando en medio de un pueblo de labios impuros, mis ojos han visto al Rey, a Jehovah de los Ejércitos. Entonces voló hacia mí uno de los serafines trayendo en su mano, con unas tenazas, un carbón encendido tomado del altar. Y tocó con Él mi boca, diciendo: --He aquí que esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada, y tu pecado ha sido perdonado. Entonces escuché la voz del Señor, que decía: --¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros? Y yo respondí: --Heme aquí, envíame a mí.



El trono de Dios  (Apocalipsis 4,1-11)


Después de esto miré, y he (Juan) aquí una puerta abierta en el cielo. La primera voz que oí era como de trompeta que hablaba conmigo diciendo: "¡Sube acá, y te mostraré las cosas que han de acontecer después de éstas!" De inmediato estuve en el Espíritu; y he aquí un trono estaba puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado.  Y el que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris semejante al aspecto de la esmeralda [...] Y cada uno de los cuatro seres vivientes tiene seis alas, y alrededor y por dentro están llenos de ojos. Ni de día ni de noche cesan de decir: "¡Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso, que era y que es y que ha de venir!"



Pedro es librado de prisión por un ángel (Actas 12,1-19)


[...] Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba insistentemente por él a Dios. Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel. De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: « Levántate aprisa. » Y cayeron las cadenas de sus manos. Le dijo el ángel: « Cíñete y cálzate las sandalias. » Así lo hizo. Añadió: « Ponte el manto y sígueme. » Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión. Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó. Pedro volvió en sí y dijo: Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes ...




  

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