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Apocalipsis
El-fin-de-los-tiempos
Sumario

A finales de los tiempos, el Cristo volverá en la gloria para juzgar a las vivientes y los muertos. Sólo el Padre conoce el tiempo (Mt 24, 36). Estos acontecimientos son descritos por los profetas Daniel y Ezéchiel y al fin del Evangelio de Mateo o en el Apocalipsis de Juan.


El profeta Daniel vive el Juicio Final:


"Estaba mirando hasta que fueron puestos unos tronos, y se sentó un Anciano de Días (el Padre) [...] Miles de miles le servían, y millones de millones estaban de pie delante de Él. "El tribunal se sentó, y los libros fueron abiertos (7,9-10). Vive también el "Anciano de Dias" dar a los "Compases del hombre" (Jesús) la gloria y el reino eterno: "... "y he aquí que en las nubes del cielo venía alguien como un Hijo del Hombre. Llegó hasta el Anciano de Días, y le presentaron delante de Él. Entonces le fue dado el dominio, la majestad y la realeza (7,13-14).


En el último libro del Biblia, (el Apocalipsis = la revelación), Juan describe el combate entre la Iglesia y los poderes de los tinieblas. La Iglesia es bajo los rasgos de la Mujer (de ello que la Tradición ve también al Virgen Maria) y los poderes de los tinieblas son representados por el dragón: el diablo o Satanás :


"Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol y con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas [...] Y apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón rojo [...]


Miguel y sus disánía pelearon contra el dragón [...] ¡Ahora ha llegado la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo! [...] Y ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero (Jesús) (12,1-17).

Juan describe al tiempo de la siega, presidida por el Cristo:


"Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre Él, Vi también a los muertos, grandes y pequeños, que estaban de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. [...] Y los muertos fueron juzgados a base de las cosas escritas en los libros, de acuerdo a sus obras" (20,11-15).


Luego la muerte desaparece, ya que "el Cristo supió la muerte, por su propia muerte".Ve entonces la Ciudad celestial que no tiene necesidad ni del sol ni de la luna para encenderlo,ya que Jesús es la Luz del mundo (Juan 8,12) : " y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, que descendía del cielo de parte de Dios. Jamás entrará en ella cosa impura o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero" (Ap 21,9-27).


En el momento del último Juicio, Jesús dirá a los que estarán en su derecha:


"¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo [...]" (Mt 25,31-46).

Exposicion del Apocalipsis

La vuelta gloriosa del Cristo

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El fin de los tiempos