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Sumario

1. LOS TRABAJADORES DE LA VIÑA (20 1-16)


En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.  Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados,  les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo."  Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.  Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontar a otros que estaban allí, les dice: "¿Por qué estáis aquí todo el día parados?"  Dícenle: "Es que nadie nos ha contratado." Díceles: "Id también vosotros a la viña." 


Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: "Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros."  Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor." Pero él contestó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?". Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.


2. PARÁBOLA DE LAS DIEZ JÓVENES  (25, 1-13)


 Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. . Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; . las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. . Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. . Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!" . Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. . Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan." . Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis." . Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!" Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco." Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

  

Dos parábolas de Jesucristo contadas por el evangelista Mateo

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