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María comparte con Eva una celebridad universal. Ellas ambas son " Madre de las vivientes ", pero a títulos diferentes: Eva es la abuela de todos los hombres, María es la madre del que da Vida: Jesús.Todos los cristianos confiesan que Jesús, el Redentor único, " nació de la Virgen María".


Lucas recogió, con Juan, algunas palabras de María.


El Hijo de Dios se encarnó en el seno de la Virgen María, por obra del Espíritu Santo, por nosotros los hombres y por nuestra salvación: es decir, para reconciliarnos a nosotros pecadores con Dios, darnos a conocer su amor infinito, ser nuestro modelo de santidad y hacernos «partícipes de la naturaleza divina» (2 Pedro 1, 4).


La Iglesia expresa el misterio de la Encarnación afirmando que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre; con dos naturalezas, la divina y la humana, no confundidas, sino unidas en la Persona del Verbo. Por tanto, todo en la humanidad de Jesús -milagros, sufrimientos y la misma muerte- debe ser atribuido a su Persona divina, que obra a través de la naturaleza humana que ha asumido.


Que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo significa que la Virgen María concibió al Hijo eterno en su seno por obra del Espíritu Santo y sin la colaboración de varón: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti» (Lucas 1, 35), le dijo el ángel en la Anunciación.


María es verdaderamente Madre de Dios porque es la madre de Jesús (Juan 2, 1; 19, 25). En efecto, aquél que fue concebido por obra del Espíritu Santo y fue verdaderamente Hijo suyo, es el Hijo eterno de Dios Padre. Es Dios mismo.


Dios eligió gratuitamente a María desde toda la eternidad para que fuese la Madre de su Hijo; para cumplir esta misión fue concebida inmaculada. Esto significa que, por la gracia de Dios y en previsión de los méritos de Jesucristo, María fue preservada del pecado original desde el primer instante de su concepción.


Por la gracia de Dios, María permaneció inmune de todo pecado personal durante toda su existencia. Ella es la «llena de gracia» (Lc 1, 28), la «toda Santa». Y cuando el ángel le anuncia que va a dar a luz «al Hijo del Altísimo» (Lc 1, 32), ella da libremente su consentimiento «por obediencia de la fe» (Rm 1, 5). María se ofrece totalmente a la Persona y a la obra de Jesús, su Hijo, abrazando con toda su alma la voluntad divina de salvación. La fiesta de Inmaculada Concepción recuerda que, la Virgen María no padece por el pecado original.


La concepción virginal de Jesús significa que éste fue concebido en el seno de la Virgen María sólo por el poder del Espíritu Santo, sin concurso de varón. Él es Hijo del Padre celestial según la naturaleza divina, e Hijo de María según la naturaleza humana, pero es propiamente Hijo de Dios según las dos naturalezas, al haber en Él una sola Persona, la divina.


María es siempre virgen en el sentido de que ella «fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen al parir, Virgen durante el embarazo, Virgen después del parto, Virgen siempre» (San Agustín). Por tanto, cuando los Evangelios hablan de «hermanos y hermanas de Jesús», se refieren a parientes próximos de Jesús, según una expresión empleada en la Sagrada Escritura.


María tuvo un único Hijo, Jesús, pero en Él su maternidad espiritual se extiende a todos los hombres, que Jesús vino a salvar. Obediente junto a Jesucristo, el nuevo Adán, la Virgen es la nueva Eva, la verdadera madre de los vivientes, que coopera con amor de madre al nacimiento y a la formación de todos en el orden de la gracia. Virgen y Madre, María es la figura de la Iglesia, su más perfecta realización.


Se llama a María también madre de los dolores: Durmió a Jesús en el pesebre; la Santa Familia debe huir en Egipto, ya que Herodes decida matar todos los pequeños niños de la región. Pero su principal dolor es la cruz de su hijo.



La Asunción de María es el momento en que Dios alumno María en cuerpo y en alma al Cielo.



Nadie sabe cuando ha comenzado la oración a Dios por María. El Ave Regina Caelorum data del siglo III. Se sabe también que la primera parte de "Dios te salve María" he estado precedido por una oración que data a más tardar del año 235 (Menu 28).



María apareció varias veces en la historia. La devoción al Corazón inmaculado de María tiene un origen en el Evangelio, ya que Lucas recuerda en dos ocasiones que María "guardaba todas estas cosas en su corazón". La palabra griega kardia (corazón) significa el centro de la vida espiritual. Mateo escribe : "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios". María es la mujer al corazón puro.

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María, la Madre de Jesús